El viento me lleva a la cabeza de cada persona, podría leer sus pensamientos pero siempre me quedo anonadado en el balcón de sus ojos. A un paso del cerebro, todo este poder se pierde tal vez por la curiosidad que da lo visual o por un respeto obligado que velo a la privacidad.
Esta habilidad me ha permitido estar en los ojos y en las vicisitudes de muchas personas escuchando solo como retumban ecos de sus pensamientos en esa parte trasera del entendimiento.
¿Cómo proceder a este paraje? La verdad cuando el tiempo es correcto, es muy sencillo lo que lo explica es la cantidad de pensamientos que tengas en el momento y la cantidad de preocupaciones que soportes. Mi mama solía decirme que la mente es la loca de la casa y que si pudiéramos darle ritalin (eso es mío) podríamos lograr procesos cognitivos mucho más significativos y aun más allá (¡si magia!).
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