En eso consistía verdaderamente la libertad hoy en día, en liberarse de las cadenas que sujetaban la mente (tan liada al alma), a una realidad manipulada. La libertad de ver el universo en su esencia y no como ese proyecto predeterminado y absurdo impuesto por la humanidad que tiende a presentarlo como única salida.
La gente defendía sus máximas de vida, por el amor egoísta y mediocre que entregaba a sus seres queridos. La crítica no pretendía desmeritar el amor en ningún momento, solo exigir, dejar el grito en el aire de la necesidad de desviar siglos de energía mal manejada y opresión de talentos. Opresión de una naturaleza que había superado el instinto mucho antes de ser puesta en marcha.
Este es el grito que proclama la necesidad de una conciencia, es obvio y evidente!
No podemos permitir que nuestros pensamientos encierren el alma de nuestro prójimo, ya es suficiente con la tortura del claustro eterno que imponemos a la nuestra.
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