Allí lo encontró ella, recostado contra una pared con un tiro en su corazón, lo había ejecutado porque el desdén implacable que ella le daba era más doloroso que la misma muerte. El vacio, ese vacío dañino, de aquel junkie que acostumbrado a altas dosis de amor se le arrebataba sin noticia. Un anhelo corto y agresivo. Su aspecto era deplorable con sus cabellos despeinados, ojeras, una chaqueta verde y esa sonrisa que solo yo sé distinguir, de aquel que ha perdido y se burla de su tragedia sabiendo a cuestas la lástima que le produce al resto de sus co-terrestres. Ella le preguntó porque lo había hecho pero el no respondió, su sangre creaba un estanque de tristeza a su alrededor cuando alguna vez le habían dicho que el amor no era una droga... aparentemente. Olvidado, olvidado y olvidado, el olvido que era peor que el odio, la indiferencia de no verse considerado como un ser humano. El era diferente pero su alma no daba más, era justo dejar de ser humano para no sentir mas la tristeza de ver al objeto de su pasión poseída por un sentimiento completamente ajeno a su presencia. Estaba desesperado y no conciliaba un acuerdo con el creador para quedarse aquí, ¿cómo era posible que ella castigara su amor con silencio y evasión?
Pasaron unos segundos cuando él vio por fin la luz, ahí le dijo antes de partir:
Versión 1: No es culpa tuya mujer que mi mente no sea capaz de compartirte con el aire, como no soporto tampoco verme absorto ante tu presencia, así evitare yo la muerte y el sufrimiento de saber que no soy yo el destinado a hacerte feliz.
Versión 2: Mujer tu traición es dulce como tu grosera manera de existir, mi defensa es la muerte física y mi condena es el obligado cierre de vínculos entre almas.
Tú no sabes de respeto y es comprensible como tu alma tampoco irradia esa misteriosa personalidad que tu boca profesa. Eres simple y aterradora, pero te amo y eso me aterra aun más, pues veo que el amor al mal ninguna reacción alérgica le produce.
Versión 3: Preciosa eres en tu exterior, y miedo concentras al interior, no es hielo es sombra.
Equilibras la mala energía de esta ciudad bajo el dolor desgarrador que me produces.
Versión 4: "Todo entra por los ojos". Al quedar ciego por ti. Abrí mis oídos y empecé a escuchar, a analizar, a comprender. Unos somos auditores, otros son espectadores tu esperas ver algo que te asombre y te complazca... Yo solo quería oírlo. Me das la razón entonces... no es bueno hablar en este estado sabiendo que la otra persona ha escuchado lo suficiente para ganar el debate. Es un juego a muerte de prioridades. Cuando volvimos las relaciones humanas una suerte de competencia?
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